El entorno empresarial actual motiva a las organizaciones a considerar cada vez más los impactos sociales y éticos de sus actividades.
Los problemas sociales que enfrenta el mundo en la actualidad, como el trabajo forzoso, la explotación infantil o la discriminación, exigen que las empresas analicen no solo su ámbito directo de actuación, sino incluso toda la cadena de suministro.